Tenemos con unos amigos un rinconcito muy hermoso donde nos retiramos para huír del mundanal ruido y seguir la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en internet han sido. Este rinconcito se llama "Comparar a Dios con un gitano", y siempre nos reconcilia con la vida, con la gente, con la música, con nosotros mismos. No es que estemos peleados tampoco, es una forma de hablar. En ese rinconcito hay un cuadro de Julio Romero de Torres en una esquina, una foto de la Virgen del Rocío en la otra, y unas cuantas sillas toscas y pequeñas de madera con asiento de paja donde hay sentados señores de los de antes, señores en sombras a los que no se les ve la cara pero que de repente dicen algo y te parten el alma con el arte tan grande con el que han hablado. Señores que se hacen llamar el
Don Sicalíptico (que dicen que se dedica al estraperlo de los discos que luego hace sonar en la gramola), er
Crass (de quien se cuenta que andaba en la sierra de Ronda en una cueva en la época buena),
Somebobo (que tiene una larga historia de arrabales, discotecas, droga en el maletero de un coche robado...),
Yoryi,
Ziggy Pop, Juanillo Basura... También hay señoras, señoras de las de antes, tal que la
Malize o la
Lolaflores. En el rinconcito huele a aceite de oliva pero también a gasolina, hay una gramola en la que van sonando todos los éxitos y fracasos de ayer, hoy y siempre, hay aceitunas y banderillas en todas las mesas, la luna se ve desde un ventanuco. Muy a menudo no nos atrevemos a salir de allí, que dicen que hay una pareja de la guardia civil a la puerta. Y que tienen, por eso no lloran, de plomo las calaveras, y con el alma de charol van por la web entera.
De ese rinconcito les sacamos esta pequeña joya. Se trata ni más ni menos que de Maruja Garrido, una diosa más que una mujer, cuyo descubrimiento le debo al gran Don Sicalíptico precisamente en nuestro rincón. Para empezar, vean su increíble video con Salvador Dalí, “Es mi hombre”, con helicópteros, París, desmelene, mostachos, moulin rouge y letras desacomplejadas que desde una óptica moderna podrían verse como ligeramente tolerantes con la violencia doméstica ("si me pega me da igual", deja escapar Maruja en un momento de pasión que a nosotros nos emociona). Que hoy por cierto se llama terrorismo de género, y a nosotros nos parece muy bien, y no vemos el momento de que se pongan de moda los términos 'terrorismo etílico'; 'terrorismo parlamentario'; 'terrorismo televisivo' o 'terrorismo infantil'. Bueno, estén atentos a la letra, y lean hasta el final de esta entrada para una jugosa historia sobre Dalí:
Vean este otro también, véanlo, que aquí también tiene que estar la mano del pintor:
Pero en fin, la Santa Bárbara va de lo que su nombre indica, así que vamos allá que esto no es pólvora mojada:
Ay mi limón
¿De qué creen que va esta canción? Nosotros en un principio pensábamos que podría ser una especie de "Squeeze My Lemon" pícaro-hispano, pero ahora no lo tenemos tan claro...
Los paréntesis en la letra indican o palabras de las que no estamos seguros o que directamente no entendemos:
Ay mi limón
Yo tengo abierta una escuela
Doy lecciones del amor
Ay corazón
Doy lecciones del amor
Ven hasta ver lo que es bueno
A mi escuela de amor
Ay corazón
A mi escuela de amor
Lágrimas, (yo vendo)
Lágrimas de mil dolores
Deme usted las ( )
Pa aliviar un mal de amores
Ay no me gusta que te vayas
Limoná
Que dicen que el limonero
Roba (el lucero) de madrugá
Ay tu limón
Ay tu limón
Zumito zumo de tu limón
No te deprimas
Primito mío
Que me deprimes
Mi corazón
Pálida, me pongo pálida
Del dolor de la otra ( )
Yo también ( )
Con un sol de primeravera
El Paso de Encarnación
(Pedro Aranzola)
La trigueña Encarnación
Cuando se pone a bailar
No hace más que tararear
Ay lo que el conjunto interpreta
Un (_________)
Como la conoce bien
Le dice con gran deber:
Quítate que va a llover
Y que no puedes correr
Por el peso del vestido
Cambia el paso (sí, sí)
Que te rompe(s) el vestido
Tú no te has puesto a pensar
En las faldas que tú usas
Que si se te va a mojar
Te conviertes en una bruja
El Bardo
Una versión muy sentía de la canción del cantante y compositor boricua Bobby Capó:
Se enamoró
Un pobre bardo
De una chica
De la sociedad…
Era su vida
La del pobre payaso
Que reía
Con ganas de llorar
Tras ella el pobre bardo vivía
Cantando en (las orquídeas)
Donde estaba su amor
Y la niña que no sabía nada
Que el bardo la adoraba
Con otro se casó
Cuentan que una noche de luna
Bajo un cielo de estrellas
Murió un trovador
Cuentan los que le conocieron
Que esa noche sintieron
Las quejas de su amor
La niña cuando supo la historia
La verdadera historia
Del pobre trovador
Decía ( ) en su locura
Hoy me mata la amargura
Porque yo también lo amé
Qué lástima por qué no me lo dijo
Si yo lo hubiera sabido
Hoy sería toda de él.
La luna ya está en el bote
(A. Alalde-R. Ceratto)
Por el título pensábamos nosotros que esta canción narraría las andanzas de Endymion (o Endimión, si nos olvidamos de Keats, lo que es poco posible y nada recomendable), pero ¡No es así! Al final se revela la verdad: De quien la luna está enamorada es… de España. ¡Faltaría más! ¡Como Dios manda!
Todos los hombres suspiran
Por ver muy de cerca tu cara escondía
Pero cual dama orgullosa
Nos miras de noche y te marchas de día
Poco, te queda muy poco
De estar en el cielo solita en tu (estela)
Ya puedes ir preparando tu noche de bodas
Con toda la tierra
La luna, la luna ya está en el bote
Porque la tierra la conquistó
La luna, la luna ya está en el bote
Porque ha perdido su corazón
Muchos querrán por mil medios
Hacerte la corte y llenarte de besos
Otros querrán contemplarte,
Quererte, mimarte y darte su aprecio
Pero tú no tengas prisa,
Soporta con calma ( )
Pues cuando escuches un “ole”
Sabrás que tu dueño reside en España.
¡Olé!
Si tienen sugerencias sobre las letras que no hemos conseguido descifrar, sean buenos y envíennoslas.
---------------------------------------------------------------------------------------
Una cosa que quizás no sabrán sobre Dalí es que, a pesar de ser un genio o quizás precisamente por ello, el buen hombre tenía una terrible halitosis. El caso es que nadie se atrevía a decírselo, claro, cualquiera iba a Dalí y le decía lo de la halitosis al genio, ¡pues menudo genio! Pero su secretaria, que sufría mucho la pobre cada mefítica mañana; se decía continuamente "caray, y que todo se arreglaría con un chicle cheiw... unas juanolas..." Y un día no pudo aguantarlo más, y se plantó ante su jefe y le dijo:
-"Salvador...
-"¡...de la humanidad!"
-"No, pero oiga, Don Salvador..."
-"¡...del arte!"
-"Oiga, que es que tenemos un problema... Es una cuestión que atañe a su inmarcesible genio..."
-"¡...absoluto!"
-"El caso es que su genialísima genialidad tiene un problema genial, digno de un genio..."
-"¡...de las Españas!"
-"Pero mire, oiga, que tiene usted un aliento que tumbaría a un muerto"
-"Salvador Dalí no tumbaría a un muerto, señora mía: Lo resucitaría"
-"¡Ay, Jesús!"
-"Exactamente. O lo pondría en decúbito supino... Pero no lo tumbaría, por Dalí, qué vulgaridad..."
-"Pero mire, Don Salvador, que tiene usted halitosis..."
-"¿Quién es usted?"
-"¿Yo? Pues su secretaria, quién voy a ser..."
-"¿Y qué desea?"
-"Pues solucionar lo de su aliento de usted..."
-"Y dale, ¿que quién es usted?"
-"¿Yo?"
-"No, usted. Ese usted al que se refiere usted."
-"Ah, que no se explica usted. Pues quién va a ser usted, pues usted mismo."
-"Perdone, querida mía... ¿Se refiere acaso a... a nos?"
-"Exactamente."
-"¿A nuestra excelentísima y omnipotente Dalinidad?"
-"Clavao."
-"¿Halitosis?"
-"Eso mismo..."
-"Está usted loca."
-"¿Yo?"
-"Usted."
-"Y no será usted?"
-"Nos estamos en nuestra locura perfecta y divina. Pero usted delira. Pues no dice que tengo halitosis. Sepa usted, señora mía, que lo que yo tengo es Dalitosis. Dalitosis, amiga mía, que es una cosa totalmente diferente. La noche y el día. Pero mire, no la voy a despedir a usted..."
-"¿A mí?"
-"No, a usted no. Voy a despedir a mi señora, que me voy de viaje. A usted le voy a hacer un encargo: Apunte. Precio del frasco, 3.000 pesetas de las de entonces. Composición, 1 vaharada profunda diluída en agua. Forma del envase, por decidir. Vaya de inmediato a por la patente y después me trae un kilo de langostas, que tengo que llamar por teléfono."
-"¿La patente? ¿Pero qué patente?"
-"¿Que qué patente? ¿Pues no es evidente? La patente de DALITOSIS™, querida mía. ¡El nuevo perfume de los artistas divinos! Ya veo los anuncios... "humedécete de genialidad..." ¡Vamos, vamos, corra! Que cada minuto de aliento que malgasto son 18.000 pesetas que no ingreso. ¡Corra, hija, corra!"
Y así fue como se gestó la idea de
Dalitosis™, tal como lo cuenta
Jean Cocteau en su afamado
La Biographie du Dali que je n'ai jamais ecrit. El famoso frasquito, que sin duda ustedes conocen, tuvo al final la forma de unos labios que al apretar la perilla (un reloj blando) se entreabrían provocativamente y dejaban escapar la nubecilla del perfume. El problema fue que Dalí se cansó de estar continuamente expirando en el interior de una botella. Durante un tiempo recurrió a una bombona de oxígeno vacía, de las que llevan los buzos, con lo que simplemente al respirar en la boquilla del tubo almacenaba el preciado elemento en la bombona. Pero un día que fue a una recepción comprobó que no podía comer canapés con el invento puesto, y lo tiró por la ventana. Fue el fin de Dalitosis™, que hoy se cotiza lógicamente a precios astronómicos en los mercados artísticos.