Monday, July 26, 2010

El origen de la Cumbia




Existen dos teorías sobre el origen de la cumbia. La primera es la oficial, traducida de Wikipedia:


La cumbia es una música de origen africano, posible descendiente del cumbé guineano. Su ritmo se encuentra ya en músicas de los Yoruba, específicamente en el ritmo asociado al dios Obatalá. La cumbia empezó en Colombia y Panamá, cerca de Cartagena durante el periodo colonial.
Los esclavos africanos fueron influídos por sonidos de instrumentos del nuevo mundo, de las tribus Kogui y Kuna, que vivían entre la Sierra Nevada de Santa Marta y los Montes de María, en Colombia, y Kuna Yala en Panamá. Instrumentos tomados de estas tribus del nuevo mundo son los flautos de millo, la gaita (no la española sino la llamada 'kuisi', otro tipo de flauta), y los güiros. La interacción entre africanos y nativos del nuevo mundo bajo el sistema de castas español creó una mexcla de la que salió el gaitero (intérprete de cumbias), con una identidad ya definida en el siglo XIX. Las guitarras europeas se añadieron después por influencia española. Y según la leyenda, los acordeones se añadieron cuando un carguero alemán que llevaba estos instrumentos (¿a dónde, ché?) naufragó y una oleada de acordeones llegó a la playa con la siguiente marea.



Esa es la teoría más extendida. Pero recientemente ha sido puesta en duda tras los inapelables documentos aportados por la llamada "Hindipótesis", desarrollada por el Profesor Bacterio de la Universidad de Miskatonic.

Su teoría a grandes rasgos dice lo siguiente:

Allá por el 1465 un príncipe mercader hindú llamado Laxmikant Pyarelal Shantaram Kudalkar Ramprasad Sharma (en adelante L.P.), aburrido del lujo del palacio de Bombay (el famoso "lujo asiático"), inapetente ante el harén de vírgenes que se acumulaba en sus alcobas; decidió embarcarse en una aventura comercial arriesgada. Vendió todas sus pertenencias y compró un cargamento de té con el que se hizo a la mar.

L.P. tenía un gran olfato comercial y pretendía llegar a las costas del norte de Inglaterra, de donde había oído leyendas de una raza legendaria de adictos al té que pagaban cantidades inconcebibles por una simple bolsita de té de Earl Grey (que lógicamente aún no se llamaba Earl Grey). Esta raza habitaba las costas de la región inglesa de Cumbria, justo al sur de Escocia. Sí, quédense con el nombre, quédense.

Pero L.P. era además un hombre instruído, arriesgado y emprendedor, y no se creía las viejas leyendas védicas que postulaban que el mundo tenía forma de icosaedro (según la escuela de Delhi) o de dodecaedro (según la de Calcuta). Al contrario, él creía que esos imaginativos herejes de su natal Bombay, que hablaban de una tierra redonda, casi completamente redonda aunque achatada por los trópicos, habían de tener razón. Por eso se hizo a la mar con un objetivo:

Encontrar una nueva ruta de la India a Inglaterra, saliendo de la India hacia el Oeste, y rodeando el globo terráqueo.
Calculaba que el viaje duraría unos 20 días, si no había excesivo tráfico en las siempre difíciles vías de salida de Bombay, especialmente los fines de semana. Consiguió reclutar un nutrido grupo de mercaderes arriesgados, y en tres barcos se hicieron a la mar.

El viaje fue bien la primera quincena y hoy sabemos que L.P. atravesó el Pacífico sin novedad destacable. Pero entonces amainó el viento, y durante diez días los marineros navegaron sin rumbo por un mar en calma chicha. Hubo quien creyó ver un albatros. Hubo quien se tiró a los tiburones. Todo fue horrible y obsceno. Pero al fin se levantó el viento y echó a andar llevándose a las barcas hacia el ansiado Este.

Dos días después, el viento empezó a convertirse en un huracán y se desató una tormenta terrible. El mar se alzaba ante los ojos de los aterrados marineros con inmensidad de brazos azules e inmensos como si de Vishnú se tratara, y se rompía sobre los barcos con una violencia insoportable. L.P. vio cómo uno de los barcos era arrojado al interior de un maelstrom. El otro barco se perdió para siempre de vista. Tras un día entero e interminable bajo la inaplacable tormenta, alguien gritó, demasiado tarde, "¡Tierra!". Un instante después el barco de L.P. chocó contra un arrecife y empezó a hundirse. Los marineros y mercantes se arrojaron al agua para perecer de inmediato entre las olas y las increíbles criaturas que se veían asomar.
L.P. se agarró a una de sus cajas de té y se dejó llevar por la marea.

Pasó tres días en el mar, creyendo morir, torturado por la idea de ir montado en toda esa cantidad de té y no poder beber nada. La tormenta amainó y al tercer día divisó tierra. La marea lo llevó, a bordo de su caja de madera, hasta depositarlo mansamente en la orilla. Era un día de octubre de 1565. Una vez allí dio las gracias a Ganesha y, descubriendo un arroyo que desembocaba en la playa desierta, se dispuso a abrir su balsa por ver si podría hacerse un té. Con tristeza descubrió que todas las bolsitas de té, empapadas y llenas de sal, estaban completamente arruinadas.

Pero había salvado la vida. L.P. se encaminó al interior. Había desembarcado, sin saberlo y creyendo estar, según sus cálculos, en Inglaterra, en la Bahía Chocó, en lo que hoy es Colombia.

No tardó en encontrar un grupo de indígenas. Éstos lo llevaron a sus poblados y lo trataron bien, pero no había manera de comunicarse. L.P. estaba contento pero seguía convencido de hallarse en Cumbria (hay que tener en cuenta que esto era antes de que los ingleses fueran turistas asiduos de la India y que L.P. no sabía absolutamente nada de aquél país más que lo que las leyendas le habían descubierto). Dos hechos lo ayudaron a congraciarse con las tribus:

-Primero, en la selva descubrió una planta, parecida al té, que los locales llamaban "coca". Recogió las hojas y preparó una infusión, esperando que el sabor resultara similar al del té para quizás poder venderlo en Cumbria. El té agradó mucho al propio L.P. y a los indígenas, que poco después empezaban a hablar rápida y frenéticamente, con mandíbulas desencajadas y ojos enrojecidos, y sin parar de abrazarse unos a otros.

-Segundo, L.P. notó el gusto de los locales por la música, que hacían con unas flautas de madera llamadas 'kuisi'. Pronto aprendió el dominio de este instrumento y les enseñó el ritmo de moda entre las clases bajas (los intocables) de su Bombay natal, la música más popular en las teterías de más baja estofa. Los indígenas aprendieron pronto este increíble y pegadizo ritmo, que les pareció maravilloso. Como prácticamente la única palabra que salía de sus labios era "Cumbria", convencido como estaba de hallarse en Inglaterra, los locales empezaron a llamarle a él Cumbria, y al nuevo baile de igual manera en su honor. Así nació la "cumbria" que con el tiempo derivaría en la Cumbia que hoy conocemos.

Una anécdota más resulta de interés. Tres décadas después, L.P. había viajado a lo ancho y a lo largo de toda la zona norte de Colombia y el sur de Panamá, enseñando su ritmo, la "cumbria", que volvía locas a todas las tribus. Precisamente en la costa atlántica del sur de Panamá, conocida hoy como Kuna Yala, cuya simpática bandera se puede ver encabezando esta entrada, se hallaba en 1502, cuando llegó a las costas una embarcación extraña. En ella iba Cristóbal Colón, cansado y amargado porque nadie creía ya en su teoría de las Indias. Por eso fue que cuando Colón vio a L.P., con sus rasgos inconfundiblemente hindúes, se arrojó a sus brazos llorando de alegría y gritando "¡Las Indias! ¡Las Indias!" Lógicamente la mención a su país dejó en éxtasis a un ya anciano L.P., que lloraba y reía y se abrazaba a él gritando "¡India! ¡India!"
Así, Colón pudo volverse a España alegre y convencido por fin de haber hallado las Indias.
L.P. permaneció en la zona hasta su muerte pocos años después. A su entierro acudieron millares de indígenas y se formó una tremenda fiesta, en la que el té de coca y la cumbria fluyeron durante días y días.


Esta es la teoría del Profesor Bacterio, que podríamos calificar de absurda si no fuera porque se apoya en un documento sonoro incontestable, la única Cumbia India que sobrevive en la actualidad, y que deja claro el origen del popular estilo musical:

¡LA CUMBIA INDIA!


http://www.zshare.net/audio/78702985f289933e/

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