Sunday, July 4, 2010

Menuda Lata

¿Cómo explicarle a un indio su música sin hacer el indio?
¿Cómo pasar el día en Canadá sin dinero del Canadá?
Preguntas que todos ustedes se hacen, preguntas que tienen respuesta aquí:



El pasado sábado Tootie B. y su servidor nos sentimos intrépidos y nos fuimos nada menos que al Canadá. El tenerlo a 2 horas en coche no le resta un ápice de novedad a la hazaña. Fue un día de estrenos:

-Estrenamos nuestro coche, el Huevo Azul,
-Estrenamos frontera (la tienen bien guardada, les faltó preguntarnos si llevábamos calcetines o pensábamos comprarnos allí),
-Estrenamos cataratas: las del Niágara, recordando con extraña nostalgia que mis señores progenitores habían estado allí antes de progenitarme. Paramos poco y no nos mojamos mucho, pero comimos a la ribera del río tan ricamente viendo los rápidos y una señora muy rara y muy rápida haciendo jogging. Lo más raro fue comprobar que el lado que tiene todos los megahoteles y torres horrendas y la más descarnada fallsploitation... ¡es el canadiense!
-Estrenamos Toronto y nos gustó un montón. Fuimos a ver cómo lo había dejado el G-20 que pasó por allá la semana anterior (como Atila, así), a preparar el recibimiento a la Reina Dinglaterra que iba al día siguiente, y a pasar calor y comprar discos. Por cierto, ¿A que no sabe usted lo que se ve desde la torre más alta de Toronto?


La capital de Ontario (es un dato) nos recordó un poco a NY, otro poco a Londres y otro poco a San Francisco. Por una parte fue una bofetada, ahora ya no podemos pretender que Rochester es una 'ciudad', una verdadera urbe nos ha puesto en nuestro lugar. Pero por otra parte, ¿quién necesita hipsters? ¿Quién quiere a su alrededor la continua presencia de gente más guay, más joven, más guapa y más enterada que uno?

Hubo decepciones: todas las tiendas de discos, basura moderna todas excepto quizás Sonic Boom.
Y hubo grandes alegrías:



En San Google al buscar 'Tiendas de Discos Torontonteras' apareció una cosa llamada 'Tienda de Discos India'. Nos dijimos que eso había que verlo, aunque las probabilidades fueran, por orden de probabilidad:
a) no existirá ya
b) nunca existió
c) si existió y aún existe, estará cerrada
d) si existe y está abierta, sólo tendrá, puagh, CDs.

Ahora no nos malinterpreten, escupan y tachen de esnobs, que no tenemos nada contra los cedés en sí. El problema que tienen los cedés es que son apabullantemente de música nueva. Y contra eso tenemos un problema.

La dirección era de la calle pero no aparecía número. La Dra. Watson y su servidor intuímos que debía de ser por un barrio "Pequeña India". Genios que somos. ¡Bingo!


Ya la llegada anunciaba algo interesante. Las calles olían a gloria con comino y gloria con cúrcuma, y recibimos un mensaje de Doña Nueva Yol mientras caminábamos a la tienda: "GOOOOOOL DESPAÑA!"


Cuando eres dEspaña, no es exactamente difícil explicarle a alguien que no te interesa mucho el fútbol: Es del todo imposible, así que nos dejamos llevar y al entrar a la tienda vimos que tenían la televisión puesta con el partido y unos niños y un señor con turbante (posible idealización de la memoria ya que era claramente hindú) mirando cómo acababa de marcar España. Nos lo habíamos perdido por segundos, pero como nos importaba tres centavos canadienses el gol en sí y no digamos el fútbol, lo importante era la vibración electromagnética transmitida herzianamente a nuestros cerebros que decía "hoy es el día despaña, hoy es el día despaña"... Y su servidor es muchas cosas que ni le van ni le vienen, y una de ellas es español. Así que creyéndonos el mensaje herziano-balompédico, nos crecimos:

- "Oiga, ¿vinilo tienen ustedes?"

- "Sí. Ahí abajo"

Sí sí sí sí, ahí abajito, dos estantes repletos. PENALTY. Bueno, calma.

- "¿Y no tendrán singols?" (Porque tenemos una minicolección de singles de bollywood gloriosos...)
-"Algunos tengo... ¿Qué busca usted?"
-"Pues lo típico... Lata Mangeshkar..."
- "No"
- "...Asha Bhosle..."
- "No"
- "...Mohamed Rafi..."
- "No".
- "Vaya por Dios."
- "Es que eso la gente se lo queda, no tengo nada de eso. En LP quizás sí haya algo. Mire usted por ahí y mientras yo voy a sacarle los singles que tengo."
- "Digo".

¿Qué significará en indio "quizás haya algo"? Empezamos a buscar y a sacar discos y discos y más discos con los nombres de Lata, Asha, Mohd, Kishmore, Usha...



¡GOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOLGOLGOLGOLGOLLLLLLLLLL!



Decenas de discos a precio razonable, y el taco de singols que ha sacado, cinco ná más, pero todos Ashas y Latas. Pedimos la hora y precio así de conjunto, un descuentito, un chollete. Los dos hindúes (eran dos, sí, ya lo sentimos) dicen que ni hablar. Son duros. Al final dicen que me regalan alguno si eso. Hacen precio total, no excesivo para lo que hay aunque sí para nuestra economía, pero hay que comprarlo, eso no se puede quedar ahí. Nos regalan un par de discos y un singol.

Volvemos a casa, todo lo demás es irrelevante, ni Reinas Dinglaterra, ni degenerados canadienses con las banderas despaña (¿cuántos vimos? ¡a patadas! No se ven tantas banderas despaña ni en Madrid... llevar la bandera de tu país es bastante cretino de por sí, pero ¿y la de otro país? ¿es tendencia juvenil?), ni la estupenda cena (india y vegetariana, como Brahma manda). ¡Vámonos corriendo a casa!

Cruzamos frontera, el guardia nos pregunta qué hemos hecho, que "si los discos son todos vinilo"... no tenemos ni puñetera idea de cómo sabe que son vinilo, no le hemos dicho nada, pero al llegar a la aduana un flash de luz (roja, claro, que era el día despaña) nos cegó... ¿nos escanearon con una tecnología que no alcanzamos a comprender? Nos preguntaron

-"qué tipo de discos",
toma, esta es la nuestra, te vas a cagar ahí en la garita, hombre,
-"de Bollywood",
-"¿Mande?"
-"BOLLYWOOD"
-"Ah, en ese caso, pasen ustedes."

Más simpático en todo caso que la aduanera de la ida, que nos preguntó, a cara de chien, "¿y qué van a hacer? ¿comprar? ¿tienen dinero canadiense? ¿y cómo piensan comprar sin dinero?" Buena pregunta... ¿habrá oído hablar usted de unas cosas llamadas tarjetas de crédito? Es posible que aún en Canadá no hayan tenido el éxito que en otros países...


Bueno, llegar tarde y al día siguiente levantarse para escuchar los discos... Con miedo, porque eran de los 70, y eso ya es una época demasiado moderna y de la que en Casa Santa Bárbara no queremos saber mucho... Pero confiábamos en el instinto, y en Lata, y en Asha, y en Rafi, y en Kishmore Kumar y en Usha Mangeshkar y en otro disco de esa posmoderna época que teníamos por casa.

Y todos gloria bendita. Todos.

¡YAHTZEE!




La cosa más curiosa de todas fue fue cuando los tenderos hindúes o indios (nunca sabe uno qué es más correcto) nos vieron claramente el plumero del interés sesentero/setentero y que no queríamos saber nada de lo más moderno. Mirándonos bonachona y desconcertadamente nos dijeron:
- "sí, hay mucha gente que tiene interés en los discos de los 60 y 70..." y, con franqueza, sinceridad en los ojos e inocencia en la sonrisa, van y nos preguntan, ELLOS, a NOSOTROS, "¿Por qué?"


De piedra nos quedamos. "No, es que esto es muy moderno..." Un par de incoherencias y ya nos dejaron en paz.
Nosotros pensábamos que Lata y Asha y Rafi serían diosas absolutas en su país, como Omm Khaltoum en Egipto. Y que no había que dar ninguna razón para explicar por qué sus discos (que no son pocos: las hermanas Ata y Lasha se disputan en el libro guinness el record a la persona con más grabaciones jamás registradas) los debe buscar toda gente de bien, sin más palabras. Lata, Asha, Mohamed, Kishmore, Usha. Eso es una selección y lo dEspaña es marear el balón.




¡Viva Bombay!

4 comments:

Registered Nurse said...

jajajajaa! ...no llevaba turbante!

Dario said...

¡Esnob!, tacho. Lo de la música moderna pase, cada cual tiene sus gustos, ¿pero qué sería de mucha música antigua si en algún momento algún coleccionista pirado (o pirado dueño de un sello) no le hubiera dado por sacar una recopilación en CD? Pues que muchas de esas canciones hubieran quedado en el olvido salvo para los pocos centenares (o miles, o docenas) de afortunados poseedores de copias en vinilo. Los denostados CDs son fundamentales para el conocimiento y la difusión de la música que precisamente no es moderna. Otra cosa es que a ti por fetichismo te ponga mucho más un vinlo, o incluso por su sonido, pero desechar de un plumazo la estantería de CDs de la tienda india-torontera es torontontería... perdón, tontería. ¿Quién te dice que por unos pocos dólares canadianos no hubieras podido tener un triple CD con las grabaciones de Asha Bhosle en los años 50 y, tal vez, con un bonito libreto explicativo, didáctico e ilustrado?

Dicho todo esto -un humilde intento de tocar los huevillos a un ilustre tocahuevillos como usted, además de un dardo impregnado de envidia por su exótico viaje torontero- me despido no sin antes felicitarle efusivamente por este blog, del que prometo dar cuenta regularmente.
Póngame a los pies de su esposa (si no le huelen).

d said...

¡Oiga, tachón!

Claro, todo lo que dice usted, querido, es cierto. Pero es que eso es precisamente lo que decíamos en la entrada. Que contra el formato no era nada, era contra el contenido que el formato muy posiblemente implicaría.

Tiene toda la razón en su retórica pregunta.
Para tranquilizarle, le diremos que tenemos en casa una estantería de cedés. En realidad es una antigua caja de mandarinas, pero cumple sus funciones.

Un cariñoso saludo,
d

d said...

Y por cierto, mire qué curioso: En esa caja de mandarinas hay un bonito cedé recopilatorio de Lata Mangeshkar, lo primero que oímos de la señora. Regalo además de un amigo común. Hasta aquí podemos leer.